‘‘ Cocteau era de un cinismo muy especial, a base de magnanimidad […]. Se mostraba amable con todos y esperaba que lo fueran con él. ’’
François Truffaut
Jean Cocteau cineasta extraño y metafórico. Nace en el s. XIX, hijo de la alta aristocracia intelectual y sórdida, su padre, rentista, se suicida cuando él tiene 9 años.
Es presentado en el mundo de la la poesía francesa con 19 años y con 20 ya publica su primera obra literaria La lámpara de Aladin. Se relacionó con Sergei Diaghilev entrando al mundo del ballet y el teatro.
Tras la muerte de su gran compañero Raymond Radiguet el poeta se ve tremendamente afectado y deja de escribir. Comenzando sus andaduras con el opio.
Un vizconde le financia su primera película —‘La sangre de un poeta’ ( 1930)— que junto a ‘Orfeo’ (1950) y ‘El testamento de ‘Orfeo’ (1960) componen una trilogía temática que navega alrededor del mito de Orfeo, central en su obra.
Entre 1953 y 1954 preside los festivales de Cannes, ya reconocido con cineasta de renombre. En 1955 es nombrado académico de la Academia Francesa, y en 1957 Miembro Honorario del Instituto Nacional de Artes y de Letras de Nueva York.
Artista polifacético, desde pintor a escritor, llegó a colaborar con Erik Satie, Igor Stravinsky y Pablo Picasso.
El ballet Parade se presento el día 18 de mayo de 1917 en en el Théâtre du Châtelet de París por los Ballets Russes de Diáguilev.
Con música de Satie, argumento de Cocteau, coreografía de Massine, escenografía y vestuario de Picasso, Parade fue, en varios sentidos, el primer ballet moderno en su totalidad, y abrió paso a todas las representaciones que se siguieron.
Picasso presentó al mundo una nueva forma de ver el escenario y el vestuario, mientras que Satie incorporó en su partitura hélices de aviones, teletipos de telegrama y otros aparatos ruidosos.
Fue también promotor de los primeros conciertos de jazz que se organizaron en París. Las películas de Cocteau, en su mayoría escritas y dirigidas por él, fueron especialmente importantes en la introducción del surrealismo en el cine francés. Y varias de ellas han llegado a ser consideradas clásicas del cine moderno.
Orphée (1950)
El ballet Parade se presento el día 18 de mayo de 1917 en en el Théâtre du Châtelet de París por los Ballets Russes de Diáguilev.
Con música de Satie, argumento de Cocteau, coreografía de Massine, escenografía y vestuario de Picasso, Parade fue, en varios sentidos, el primer ballet moderno en su totalidad, y abrió paso a todas las representaciones que se siguieron.
Picasso presentó al mundo una nueva forma de ver el escenario y el vestuario, mientras que Satie incorporó en su partitura hélices de aviones, teletipos de telegrama y otros aparatos ruidosos.
Fue también promotor de los primeros conciertos de jazz que se organizaron en París. Las películas de Cocteau, en su mayoría escritas y dirigidas por él, fueron especialmente importantes en la introducción del surrealismo en el cine francés. Y varias de ellas han llegado a ser consideradas clásicas del cine moderno.
Orphée (1950)
El mito de Orfeo, el poeta, elemento central de la obra de Cocteau, dice que Orfeo embelesaba a todo ser viviente con su lira. Dedicaba tanto tiempo y energía en sus poesías que no quedaba nada para su mujer Eurídice. Entonces ella muere mordida por una serpiente (que en la película es la muerte, a la que llaman La Princesa, la que da muerte a la mujer y que es interpretada por la coruñesa María Casares — papel rechazado por Greta Garbo y Marlene Dietrich) y él, arrepentido va a buscarla a los infiernos, lo que solo les está permitido a los grandes poetas. Allí se da la posibilidad de llevarla consigo con la única condición de no volver a mirarla. Pero cruzando el umbral entre los dos mundos, la mira, y las Bacantes lo despedazan.
Cocteau situó esta historia de gran simbolismo en el París existencialista de los años 50, con el toque literario y surrealista de su cine. Desarrolla la condición superior del poeta por encima de otros hombres.
Cocteau situó esta historia de gran simbolismo en el París existencialista de los años 50, con el toque literario y surrealista de su cine. Desarrolla la condición superior del poeta por encima de otros hombres.
El poeta enamorado de la muerte, la muerte enamorada del poeta. Dividido entre las dos mujeres, la muerte, viva, pero en otro mundo; y Eurídice, la mujer viva, pero muerta o inaccesible. Contraposición entre el punto de vista de la muerte y de Orfeo, ella puede mirar, pero no poseer lo que mira. Un amor imposible que trasciende los propios límites de la vida, bajo la que existe otro mundo del cual la muerte no es nada más que un emisario de un poder mayor.
Destaca a lo largo de toda la película cómo el otro mundo transmite mensajes sin sentido aparente al poeta a través de la radio, que él interpreta poéticamente e intenta comprender con toda su energía.
Otro elemento muy presente también en el film es el espejo, que, según Cocteau, el lugar a través del cual la muerte trabaja ‘’la muerte viaja a través de los espejos’’. La puesta en escena de Cocteau diferencia ambos mundos de manera no explícita, acota esta diferenciación mediante recursos narrativos y referentes herméticos y simbólicos creados por él alrededor de la idea de viaje. Obra de carácter onírico. Movimientos de cámara, trucos visuales con el agua y el espejo, lo irreal del inframundo, las ruinas bombardeadas de una academia militar, escenario que enlaza con el esfuerzo frustrado por avanzar de los que están vivos, y el avance ‘‘inmóvil’’ de los muertos.
Destaca a lo largo de toda la película cómo el otro mundo transmite mensajes sin sentido aparente al poeta a través de la radio, que él interpreta poéticamente e intenta comprender con toda su energía.
Concluye con el abandono por amor de las dos mujeres al poeta, que queda devuelto a la vida e inmortalizado al morir en el limbo asesinado por la propia muerte.
Todas alusiones al esfuerzo del viaje cuando lo que realmente haría desaparecer la búsqueda, si dormimos, es la aceptación de los sueños que tengamos. Dejamos de entender las cosas más simples por analizar su sentido de manera aislada, y no dentro de su propia realidad.
''C'est la diane dans la cour de la caserne
Rêve trop court
Aube lanternes mal éteintes''
Réveil, Jean Cocteau